Mujeres peligrosas

Situaciones surrealistas las hemos tenido en ambos sexos, y esta va dedicada a un amigo quien me contó la suya. 

Parece ser que hace unos años, este amigo conoció a una chica a través de unos amigos en común, empezaron a chatear, hablar por teléfono y entre risas y charlas tenía a este amigo encantado con su último hallazgo. 

Un día, ni corto ni perezoso, se lanza a la piscina y decide programar una primera cita. Irían de restaurante, a cenar, y que surja lo que dios quiera. Y así lo hacen. Cena en un bonito restaurante, conversación fluida y agradable... que más se puede pedir? Pues terminar la velada en casa... Así que, como es de prever, la invita a casa deseoso de que la cena se convierta en un desayuno. 

Y allí, a media luz empiezan besos y arrumacos. Con el ambiente caldeado la chica decide quitarle la camiseta y poco a poco, acaricia su torso desnudo con manos primero y lengua después.  

A esta estampa no le diríais que no ninguno de vosotros, cierto? Bueno, si, suena maravilloso, pero como siempre digo... No es oro todo lo que reluce. 

El caso es que al poco de empezar esta situación tan caldeada, a la chica, en un alarde de fogosidad extrema y mientras lame con su lengua los pezones de mi amigos, decide utilizar los dientes para ello. Y no me refiero a leves mordisquitos, si no a utilizar los dientes como si tratara de desabrochar el nudo demasiado apretado de unos cordones. Y mientras ella va apretando, mi amigo intenta controlar el dolor buscando la paz interior pero sin demasiado buen resultado. 

Ella que aprieta y aprieta, y él que sigue sin entender nada empieza abrir los ojos como platos. El blanco de los ojos empieza a inyectarse en sangre hasta que decide chillar y romper el clímax de la situación. Aliviado del dolor ve como sus pezones han quedado rojos e incluso un hilito de sangre asoma por uno de ellos. 


Anonadado, con aún los ojos saliéndose de sus órbitas, rojos de dolor a juego con sus pezones, solo sale de su boca un... "Por qué???" 

La chica avergonzada, le contó, que bajo los efectos de la pasión y la fogosidad deja de auto controlarse y se convierte en una especie de vampiro deseosa de drenar la sangre de sus víctimas a través de los pezones. 

Y como gestionas esta situación? Bueno, aquí ya entra el savoir faire de cada uno. 

Para los curiosos diré que esta fue la primera y la última cita

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