La cabeza de gamba

Este fin de semana he tenido una cita ineludible e interesante: cena de ex-alumnos. Son ese tipo de cenas a las que vamos para chismosear. Quieres ver quien ha mejorado o empeorado con los años, a quien le ha ido mejor o peor que a ti y aunque cuando te planteas este tipo de eventos lo haces con recelo temiéndote silencios incómodos he de decir que me sorprendieron gratamente las conversaciones de muy distinta índole con algunos de mis ex-compañeros.

Para romper el hielo con gente que no has visto durante años, el sexo puede ser una temática difícil, hasta que punto puedes mofarte de las situaciones cotidianas para sacarle una sonrisa de aprobación de la persona que tienes en frente?

De nuevo tuve suerte, M... vive el sexo y las relaciones de la misma manera que yo, y ha sido ella quien me ha inspirado para este post. En nuestra conversación sexualmente lujuriosa criticando las manías de los hombres en la cama me preguntó:

- Sabes lo que es la cabeza de gamba?

Yo
- No, que es?

Ella
-Que haces cuando te comes una gamba? Coges la cabeza y sorbes el jugo, no? Pues eso es lo que detesto que hagan conmigo.

Y sí hombres de todo el planeta! Es lo que estáis imaginando. Aunque a nuestro sexo le pongáis nombres de marisco he de deciros que en la cama no podéis sorberlo como si lo fuera.

De nuevo vivamos la situación. Tumbados, él baja su cabeza y con la lengua se va acercando cada vez más al lado oscura del placer... mientras tú piensas " a ver qué tal se le da a este"....va moviendo la lengua de arriba a abajo, de derecha a izquierda, en círculos siguiendo las agujas del reloj... de repente para, centra la mirada en un punto en concreto, se acerca y...uuuuuurrrrrr

La cara que se te queda es de película, tu amante se ha quedado pegado a tu clítoris como si fuera una sanguijuela que pretende sacarle todo el jugo a su presa. Una ventosa humana te esta succionando y si esto no fuera suficientemente desconcertante el ruido de fondo resulta muy desagradable.

A ver chicos, quedaros con esta frase " la comida no se sorbe" y la aplicáis al terreno sexual.

No solo es visualmente desagradable e incómodo, sino que el ruido que hacéis nos vuelve a la realidad de una manera tan estrepitosa que el calentón del momento sufre un enfriamiento que costará corregir.

Espero que a partir de ahora, las succiones las hagáis en otras zonas y dejéis que sea solo la lengua la que recorra nuestro sexo.